Del principio al medio del Siglo XX, la historia reciente de la Sierra de Guara fue profundamente afectada por el éxodo rural. Como prueba, contamos hoy en día una veintena de pueblos abandonados (Nasare, Otin, Cheto etc.). A pesar de una vitalidad encontrada gracias al turismo, muchos siguen inhabitados.
A la época, la economía era principalmente agrícola : cría de cabras y ovejas, una agricultura alimenticia. Encontramos aún hoy algunos rebaños de oveja (Las Almunias, Radiquero, Bierge, Yaso) pero la actividad agrícola es ahora secundaria. Los principales cultivos son los cereales, la vid (vino del Somontano) y las cosechas de almendras y aceitunas. Verán, en particular, espléndidos campos de almendro y Olivar alrededor de Bierge.
A pesar de varios reportajes fotos de Lucien Briet al final del siglo XIX, la región permanecerá durante décadas muy aislada. Incluso podemos decir olvidada del mundo.
Solo a partir de los años sesenta unos espeleólogos españoles y franceses volverán en la región; entre ellos se encontraba el autor de la primer guía sobre la Sierra de Guara, Pierre Minvielle.
Al final de los 70’s, serán guías franceses y apasionados de montaña que cruzarán los Pirineos. Se enamorarán de la Sierra de Guara (ver Historia de Expediciones). Eso marco el nacimiento de esta actividad tan popular hoy, el descenso de cañones o Barranquismo.
Este entusiasmo siempre más fuerte para el barranquismo en Sierra de Guara permitió a esta región, casi abandonada en los años 80, tener una nueva juventud con el desarrollo del Turismo y de las actividades de Aventura. En paralelo, su situación geográficamente aislada y las distintas acciones de conservaciones de la naturaleza permitieron guardar su carácter natural y auténtico.
